Uno de los analistas consentidos de la oposición reflexionaba que esta no debe hacer nada y solo debe esperar a que el presidente se siga hundiendo y continúe con el desastre de su administración. Para el analista, es suficiente con la animadversión que genera Lopez Obrador para que la oposición gane en 2024 y arrebate a Morena lo que ha cosechado.

El analista pasa por alto que ese encono contra Lopez Obrador no es nuevo y que, aunque el poder desgasta, también atrae reflectores y pesa. El poder pesa. Desde que Lopez Obrador asumió la poder, Morena ha ganado la mayoría de gubernaturas que se han disputado en el país. Un dato no menor.

El poder se ejerce y al ejercerlo se puede desgastar la imagen del gobernante pero eso no es suficiente para el triunfo de los adversarios. Visto de otro modo: a Morena solo le votó una tercera parte del electorado en las últimas elecciones, pero eso lo hace altamente competitivo en un sistema donde gana quien obtiene más votos, sin requerir mayorías absolutas para triunfar electoralmente. Un tercio puede ser suficiente para ganar elecciones.

El presidente puede ser odiado por muchos, pero otros tantos lo idolatran. Por eso, sentarse a presenciar su caída es una apuesta riesgosa.

El cascabel que le ha puesto AMLO a la oposición con la reforma electoral es mayúsculo. ¿Por qué no aprovecharlo y hacer que el sistema electoral sea más representativo y que ese tercio de Morena en las preferencias se refleje solo en una tercera parte de diputados y senadores? La eliminación de plurinomimales en diputados y senadores es necesaria. Lo que en su momento fue una necesidad para que las minorías tuvieran voz en el congreso, hoy es la salida perfecta para que partidos como el Verde (el mayor beneficiario de esas plurinominales) no gane nunca un solo distrito, pero tengan quince por ciento de la cámara de diputados, y ni qué hablar de los senadores, donde la mitad de quienes ocupan un lugar en la cámara alta no ganaron elección alguna.

El sistema actual de plurinominales solo beneficia a las élites partidistas. ¿Qué harán los diputados y senadores de oposición? ¿Observar y solo votar en contra de lo propuesto por AMLO porque viene de su administración? Si esa es su respuesta, las esperanzas para que nuestro sistema sea más democrático se esfuman no solo con las acciones del gobierno sino con la postura de la oposición.

Dejar de aprovechar los márgenes que deja un gobierno como el de amlo es un error. El afán transformador del presidente debe aprovecharse. No importa si haya que aprobarle alguna cuestión que no convenza del todo a la oposición.

Si las posturas de un lado y de otro no ceden, el diálogo no solo es de sordos: es de fascistas. Ambos lados: gobierno y oposición. Sin distinciones.

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