Un nuevo grupo es el viejo grupo. Es el mismo grupo; el grupo opositor. En él están las personas de siempre; las personas que han dicho que están en contra de AMLO como si eso fuera novedad o un atributo.
Y en eso se les va la vida: gastan su tiempo en decir que el gobierno está mal y que nada soluciona. Pero nada ofrecen.
Han dicho que el presidente se ha apoderado de las instituciones, pero han avalado las propuestas de nombramientos que ha enviado para esas instituciones.
Han dicho que AMLO quiere militarizar al país, pero son incapaces de enfrentar a los militares a quienes ellos -ya hace años- encumbraron. No les exigen rendición de cuentas ni los quieren acotar. Les temen tanto como el presidente.
Han dicho que los programas sociales son un mero señuelo electoral y que no sacan de la pobreza a muchos mexicanos, pero no impulsan programas, no crean condiciones ni proponen o votan leyes que busquen acabar con la pobreza que sufren 80 millones de personas en el país.
Han dicho que el crimen organizado se organiza y coordina con el gobierno, aunque en los estados donde aún gobiernan el crimen manda como en tantas otras regiones del país.
No es solo la falta de agenda, sino la falta de memoria. Por ejemplo, Santiago Creel vuelve a alzar la mano para ser presidente cuando ya fue barrido dos veces en las elecciones internas de su partido. Pero Creel ejemplifica algo: este grupo opositor que vuelve a surgir no hace sino cambiar de membrete: los personajes siguen siendo los mismos. Son los X Gonzalez, los de Hoyos, los Chuchos, los que se sentaban en la mesa para ver cómo descarrilaban a AMLO sin percatarse que el tabasqueño se había apropiado de la calle y del país.
Me parece excelente que sean opositores a López Obrador y que quieran demostrar las acciones y decisiones erróneas de este gobierno, solo que su oferta es regresar a 1990 y celebrar que aunque estábamos mal estábamos mejor, y eso no siempre es cierto.
Un ejemplo puede ilustrar lo que aquí se sugiere: el INE de 2012 avaló el triunfo de Peña Nieto. Es un instituto que, ya entonces, mostró incapacidad de fiscalizar. Emite muy bien las credenciales de elector pero es incapaz de detectar y sancionar la abundancia de dinero del crimen organizado. ¿Cuál INE quiere defender la oposición? ¿Está de acuerdo con ese INE? ¿Qué modificaría?
La oposición estigmatiza toda acción de gobierno, pero no ofrece soluciones alternas ni rutas a seguir. Contra el populismo quiere otro populismo: el de ellos. El populismo que cree que lo anterior fue mejor; qué parte específica y cómo puede concretarse en nuestros días sigue siendo un misterio. El populismo del grupo opositor es claro: AMLO es el malo y ello los buenos. Sin querer o sin percatarse terminan cayendo en lo mismo: la dinámica de que ellos son superiores y que en ellos hay que confiar: son malos conocidos.
Así, con esas credenciales vacías han presentado un nuevo grupo opositor. Y su lógica les marca que es suficiente con ser contrarios a López Obrador. Con alzar la mano y señalar que es un mal gobernante. Con alzar la mano y señalar sus errores. Con alzar la mano y asumirse superiores.