No es una buena noticia. Tampoco implica que afectará electoralmente a Morena. Sin embargo, el golpeteo que está sufriendo el presidente es preocupante, no porque se trate de Lopez Obrador, sino porque parece claro que los militares están jugando a las vencidas con un gobierno que les ha dado poder como nunca, aunque ellos creen que merecen más y que el trato que les deben dispensar es de impunidad. Están debilitando a la institución más poderosa -políticamente hablando- del país. Y sus consecuencias pueden ser nefastas.
Es preocupante porque se trata del presidente. Quien lo suceda se sentará en una silla maniatada por militares, salvo que en el mejor de los escenarios López Obrador salga bien librado de esta batalla intestinal con los militares.
La crisis más fuerte del gobierno de AMLO viene dada por reportes, informes, cables y conversaciones de militares, dados a conocer gracias a un supuesto hackeo a la SEDENA. Ciertos o no, han reafirmado la percepción de un gobierno como los anteriores: sin grandes planes, sin logros transformadores, con excesos y con una clase política que no ha cambiado: sigue más cercana al crimen organizado que a la sociedad.
No importa que este gobierno les haya dado todo: dinero, obra, poder. Eso no es suficiente si ellos sienten que son maltratados. Son las consecuencias de haberlos mandado a la calle: ahí se cometen crímenes (abuso de poder, corrupción), pero los presidentes no han entendido el papel que les endilgan a las fuerzas armadas. Las exponen y los casos se acumulan: uno tras otro, los militares son señalados por ser parte del problema y no de la solución. Y en ese enredo, o se les juzga como a cualquiera o se les deja impunes. Ellos, los miliares, no creen merecer sino eso: que ya que están en el frente de batalla, la impunidad debe ser la mínima contraprestación.
En síntesis, todos los informes, los reportes y las notas que los militares elaboraron y que han sido expuestos por distintos medios, se traducen en la antítesis de la manera como el gobierno quiere ser percibido. Echan abajo esa pureza que quiere transmitir el presidente y señalan a una clase política cercana al crimen organizado. Curiosamente, ninguna información revelada habla de las acciones, yerros y aciertos militares. La información relativa a ellos y sus acciones no fue hackeada: qué curioso.
Para la oposición, el momento que se vive refleja su tragedia: por primera vez en mucho tiempo, el presidente está contra las cuerdas, pero la oposición parece que no existe y que nadie puede capitalizar los golpes contra el presidente. El momento que tanto esperaron es este y no se han dado cuenta.