A pesar de que muchos insistieron en ver un boquete en la imagen de López Obrador, no hizo demasiada mella la acusación de involucramiento del gobierno en el accidente que acabó con las vidas de la gobernadora de Puebla y la del coordinador de la bancada del PAN. En parte, gracias a que las acusaciones fueron hechas por personajes impresentables.

Que Javier Lozano salga y exija justicia e investigaciones y deslice cierta responsabilidad del gobierno de López Obrador en la muerte de los Moreno Valle no es un punto a favor del PAN, porque ya no se sabe si el otrora senador lo hace a nombre del PAN, del morenovallismo -que lo desterró-, del PRI, de Meade o como el simple saltimbanqui que ha sido en los últimos lustros. Y porque su imagen está lejos de ser la de un demócrata.

El verdadero reto para Morena y los agentes del lopezobradorismo será la designación del gobernador interino y la elección extraordinaria para elegir gobernador sustituto.

En relación a la designación que hará el Congreso -de mayoría Morenista- de gobernador interino, el problema para Morena es de equilibrio. Tendrá que ser elegante de cara al público, pero firme para designar a alguien que no haga las jugarretas que el morenovallismo querrá llevar a cabo para mantener el poder.

Debe ser cortés y escuchar las propuestas de Acción Nacional, pero imponer la mayoría que tiene en el Congreso a fin de que la elección tenga a un gobernador neutral, porque lo contrario polarizaría a la ya de por sí dividida sociedad poblana.

Y el galimatías será mayúsculo en la elección extraordinaria a gobernador. La presidenta nacional de Morena ha anunciado que Miguel Barbosa será el candidato de Morena a la gubernatura de Puebla, pero no debe pasarse por alto que el discurso del exsenador no puede ser el mismo que en la elección del verano anterior.

Barbosa ya no puede tocar a los Moreno Valle ni hacer referencia a una Puebla autoritaria y morenovallista, porque si lo hace corre el riesgo de no hacerlo de manera fina y de ser criticado por infringir una regla básica en política y en las relaciones sociales: a los muertos no se les toca. En otras palabras, si Barbosa fue impulsado por la ola de AMLO y por el voto de castigo contra Moreno Valle en julio pasado, la nueva elección no tendrá ninguno de esos ingredientes: AMLO no estará en la boleta y el voto de castigo vs. los Moreno Valle disminuirá ante la desaparición de la pareja más odiada en el pasado reciente poblano. Nombrar a Barbosa como candidato y que él no ofrezca algo más que la crítica al morenovallismo es una mala señal. Barbosa tendría que ofrecer un plan, un programa, una idea que no incluya a la pareja finada.

Y, entonces, se verá la estatura del otrora senador: criticar y elaborar un discurso contra el gobierno en turno es relativamente fácil, pero proponer ideas atractivas al electorado es una tarea más complicada. Barbosa tendrá que ganar con ideas propias y discursos nuevos. Todo un reto para quien está acostumbrado a pelear en las sombras y criticar sin construir.

 

*Publicado en El Sol de Puebla el 2 de enero de 2019

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